lunes, 1 de octubre de 2007

La victoria más esperada

Hacía la friolera de 18 años, 6 meses y 4 días desde que el Real Murcia consiguió su (hasta hoy) última victoria fuera de casa en Primera División. Suena exagerado dicho así, aunque queda mitigado si hablamos en partidos: un total de 26 partidos había disputado el Real Murcia sin conseguir una mísera victoria a domicilio en Primera. Esa racha, afortunadamente, se ha roto hoy en Valladolid, campo maldito para los grana hasta la fecha.

Era un partido en el que ambos equipos venían de caer derrotados en la última jornada (el Real Murcia 0-1 ante el Almería en un polémico partido -y con una lamentable actuación de Turienzo Álvarez-; el Valladolid 4-2 en Mallorca tras ir por delante 0-2), y en el que ambos buscaban estrenar su casillero de victorias, puesto que los pucelanos aún no saben lo que es ganar en Zorrilla y los pimentoneros aún no habían saboreado las mieles del triunfo fuera de la Nueva Condomina. Y el partido comenzó igualado, con un Real Murcia muy bien plantado sobre el terreno de juego, sin dejar practicar su fútbol al Valladolid (ni de lejos se asemejaba al equipo que casi vence al Real Madrid hace dos jornadas), una lluvia incesante que iba poniendo cada vez más a prueba el drenaje de Zorrilla y un Valladolid impotente, que no era capaz de llegar a la portería de Notario.

Tras un par de avisos murcianistas, sin demasiado peligro, llegaron los minutos decisivos: Cifuentes era expulsado por doble amarilla en el minuto 23 (tras una patada a Goitom y un agarrón a Jofre; expulsión totalmente justa) y Quique De Lucas adelantaba al equipo de Lucas Alcaraz tras rematar libre de marca un pase medido de Iván Alonso dentro del área pequeña, tras aprovechar éste un error en la cesión de Álvaro Rubio. Dos minutos después pudo aumentar la cuenta Goitom, pero su disparo, totalmente desmarcado, fue directo a Butelle, que repelió el lanzamiento. En el minuto 32, un gran pase de Jofre dejó a Richi solo delante de Butelle, que no tuvo más remedio que derribarle al borde del área: tarjeta roja clara y el Valladolid que se quedaba con 9. De ahí al final de la primera mitad el Real Murcia pudo marcar 2 ó 3 goles más, pero no lo hizo... y casi lo paga.

La segunda mitad comenzó de manera sorpresiva: el el minuto 4, Borja se sacaba de la chistera una jugada por banda derecha, centró al primer palo y Llorente se adelantó a los centrales murcianistas para subir el empate al marcador en la primera ocasión de los blanquivioletas. Éste gol espoleó al equipo de Mendilíbar y a la empapada afición vallisoletana, que durante bastantes minutos soñó con arrancar un punto con tan sólo 9 jugadores. El Real Murcia jugaba casi andando, mientras que los jugadores del Valladolid se multiplicaban y corrían como nunca para tapar los huecos ocasionados por las dos expulsiones. Pese a ello, los de Alcaraz seguían disponiendo de claras ocasiones de gol: Jofre a bocajarro que salva Alberto, Goitom de nuevo, Abel de volea que se marcha fuera (cuando tenía todo el tiempo del mundo para controlar y marcar a placer)... Parecía que la pelotita no quería entrar, pero era cuestión de tiempo.

El Real Valladolid no podía seguir a ese ritmo hasta el minuto 90, mientras que el Real Murcia aún podía apretar el acelerador, y lo hizo. En el minuto 76, Baiano demostró por qué Samper pagó 5 millones de euros por él y convirtió en gol un centro de Abel que apenas si llega al área tras tener que sacar el balón de un charco enorme. Con el 1-2 en el marcador, el Valladolid se vino abaj, y el Real Murcia lo aprovechó para anotar dos goles más (que pudieron ser incluso más): primer Iván Alonso, que enganchó un enorme cañonazo en una falta en la frontal que, literalmente, rompió la red de la portería vallisoletana, saliéndose el balón de la portería y obligando a Ayza Gámez a consultar con su auxiliar para dar validez al gol tras las protestas murcianistas; y por último Abel a 3 minutos del final, que anotó una preciosa vaselina a la media vuelta que sorprendió a Alberto. Si llega a marcar ese gol Ronaldinho...

La polémica llegó en el minuto 89, cuando Lucas Alcaraz dio entrada a Ochoa por César Arzo, cambio que no sentó nada bien en las filas del Valladolid, pero que tiene una explicación muy lógica: César Arzo tenía una amarilla, y el árbitro debía añadir al menos 4-5 minutos, por lo que era mejor prevenir una posible sanción para el joven central. Si luego el árbitro se saltó el descuento a la torera (muy mal hecho por su parte, ya que en una liga es muy importante el gol-average) y Ochoa apenas si tuvo tiempo de llegar al área no es su problema.

En definitiva, el Real Murcia se rehace tras sus dos últimas derrotas, recupera los 3 puntos perdidos ante el Almería y se coloca 8º en la clasificación, a la espera de enfrentarse el próximo domingo a un Betis que viene de cosechar su primera victoria de la temporada. Y de paso, consigue vengarse de la afrenta afligida por el Valladolid en la inauguración de la Nueva Condomina la temporada pasada. El mismo 1-4, devuelto. Y esta vez, pese a las dos expulsiones, sin polémica arbitral. Sinceramente, qué a gusto me he quedado cuando Abel ha marcado el cuarto. Lo siento si lo lee algún pucelano, pero es así.

Ya queda menos para la salvación.

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