miércoles, 28 de junio de 2006

Se acabó el sueño

No hay ganas de escribir. Tampoco fuerzas para sacar una crónica. Y es que Francia se ha vuelto a interponer en nuestro camino. Por segunda vez en su historia, España ha caído en octavos de final de un Mundial. Esta vez ni siquiera nos vale la tan manida frase de "jugamos como nunca y perdimos como nunca". Hoy más bien valdría "jugamos como casi siempre y perdimos como siempre". El jogo bonito que practicamos en los dos primeros partidos (sobre todo ante Ucrania) se quedó en los vestuarios en esta ocasión. Se salió sin ningún extremo, con tres jugones en el medio y con Raúl de enganche. Francia maniató al centro del campo español y ése fue el principio del fin.

Porque cuando se juega sin extremos (sin ningún extremo) se corre ese riesgo. O mueves muy rápida la pelota, o corres el riesgo de sufrir un embotellamiento terrible en la mitad de la cancha. Y eso le pasó hoy a España. Tuvimos muchísimo más la bola en nuestro poder (un 61% al final del encuentro), pero no tuvimos profundidad. Pases horizontales entre los jugones, pases para atrás a los centrales y laterales... y muchas veces, el recurso para llegar a los delanteros era el patadón desde la defensa. Evidentemente, España no conseguía hacer ocasiones. La velocidad de Torres no podía ser aprovechada. Es mucho más veloz que los defensores franceses... pero hace daño en los últimos 30 metros, no arrancando desde el mediocampo con 6 franceses por el camino. Y lo peor es que en varias de esas arrancadas... él era el hombre más adelantado de España.

Francia, por su parte, llevaba más peligro a la contra, con una gran velocidad y pases buscando la espalda de la defensa (adelantada siempre) española. La inmensa mayoría de las veces caían en fuera de juego, pero cuando no caían... el corazón se nos ponía a todos en un puño. Pese a todo eso, España se adelantó en el marcador. A la salida de un córner, Pablo era objeto de penalty y Villa se encargó de transformar la pena máxima. La selección se adelantaba en el marcador con su tercer gol de penalty en cuatro partidos. Pero a raiz de ese gol, en lugar de retrasar la defensa, dar mayor seguridad atrás, jugar con el tempo del partido o similares, España siguió jugando a lo mismo. Evidentemente, buscando el segundo, que casi cerraría el partido. Pero la realidad es que se seguía sin llegar a tener ocasiones. Y en una de esas salidas francesas, Ribery esquivaba perfectamente el fuera de juego, se plantaba solo delante de Casillas, le regateaba y anotaba con su pierna izquierda (¿por qué no llegó Pernía a ese balón? Me recordó a lo de Abelardo en USA '94). Era el minuto 41, y el partido volvía a cambiar completamente. De habernos ido con 1-0 al descanso, probablemente la segunda parte habría sido totalmente diferente. Pero eso ya nunca lo sabremos.

Lo que sí sabemos es que la segunda parte comenzó con los cambios de Joaquín por Villa y de Luis García por Raúl a los 9 minutos. Con dos extremos, la selección parecía llevar más sensación de peligro, pero tampoco se llegaba con claridad. Tan sólo una jugada personal de Joaquín en el 77 llevó el "uy" a las gradas. Y cuando todo parecía abocado a la prórroga... zas. Lo de siempre. Falta que no es que el árbitro castiga con tarjeta amarilla. Saca Zidane, Xabi Alonso que no acierta a despejara, el balón que llega a un Vieira totalmente desmarcado en el segundo palo que cabecea, el balón rebota en la pierna de Sergio Ramos... y gol. 1-2 para Francia a falta de 7 minutos. Ahí se perdió el partido. Si habíamos hecho dos disparos a puerta en 83 minutos, en 7 no podíamos esperar milagros. Y por desgracia, no los hubo. Y para rematar, una contra en el 93' dejó solo a Zidane que batió a Casillas, haciendo el definitivo (y abultado) 1-3. Francia pasa a cuartos demostrando su oficio y, de paso, retrasa el adiós definitivo de Zizou, mientras que España se vuelve a casa tras maravillar en la primera fase y volver a adolecer de falta de "saber competir" en las grandes citas. Antes del Mundial se dijo que el Mundial de esta generación era el de 2010... pero éste había despertado muchas ilusiones, y ha sido un palo muy duro.

Un palo del que seguro que la afición se recupera, estoy completamente seguro. Mucha gente me ha dicho que la ilusión que se ha vivido en este Mundial no volverá. «Nos volveremos a ilusionar, sí, pero no rebrotará este sentimiento con tanta fuerza como este año. Ha sido un palo muy duro». Yo no estoy de acuerdo. Mayor fue el palo de la Euro 2004, con la afición española invadiendo los estadios portugueses y cayendo en primera fase con tan sólo una victoria. Ahí también se dijo que la afición no se volvería a ilusionar nunca... y sin embargo, nos hemos ilusionado más que nunca. Y así es como debe ser. Nunca habremos ganado un Mundial, pero algún día nos tocará. Yo soy del Murcia, un equipo cuyo mayor logro en 98 años de historia es quedar 11º en Primera División y unas semifinales de Copa, y sin embargo, cada temporada que empieza, aunque la anterior haya sido un fracaso, tengo la ilusión del ascenso a Primera y que de una vez por todas el equipo se consolide entre los grandes. Y con España igual. Salvo en el 64, nunca hemos hecho nada, pero yo tengo la ilusión de que algún día nos tocará. La próxima cita, Austria-Suiza 2008. Hay que hacer algo grande con esta generación. Nos lo merecemos.

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