lunes, 15 de mayo de 2006

Y todo Mendizorroza enmudeció

Nadar para morir en la orilla. Nunca una frase tiene tanto significado como ésa para definir lo ocurrido el sábado en Mendizorroza. El Alavés (el Glorioso, como se le conoce) llegaba a esta última jornada en una situación incomodísima: a 2 puntos de la salvación y con su rival por el descenso jugando en casa ante un equipo que no se jugaba nada. Pero los jugadores y la afición creían en el milagro, y Mendizorroza se vistió con sus mejores galas para presenciar el encuentro entre su Glorioso Alavés y el Deportivo de A Coruña.

El Alavés comenzó mandando, quería el gol salvador, pero éste no llegaba. El Dépor se estiraba, no en vano se jugaba una plaza de Intertoto, pero sus disparos no encontraron acomodo en las redes defendidas por Bonano. El Alavés volvía a la carga, y Bodipo, muy incisivo ayer, conectaba un precioso cabezazo que se estrellaba en el poste de un Molina ya batido. Al descanso, 0-0, y el equipo seguía en Segunda. Pero la afición seguía animando...y criticando a Piterman.

Un Piterman que volvió a hacer de las suyas, cuando sustituyó a Rubén Navarro para dar entrada a Jandro, con el marcador aún de empate a 0. Los minutos transcurrían, la afición alentaba, pero el reloj les apretaba el corazón; cada minuto que pasaba era un minuto menos para la salvación. Así hasta el minuto 78: disparo de Nené que despeja como puede Molina, y el rechace cae a los pies de Bodipo, que lo empuja al fondo de las mallas. El milagro estaba conseguido, el Alavés seguiría una temporada más en Primera División. Fiesta total en las gradas del vetusto estadio vitoriano. Fiesta hasta el minuto 90, cuando las radios dieron la noticia del gol de Coro en Montjuïc. Todo el estadio enmudeció. Fue como en un funeral, nadie decía nada. Lo que un minuto antes era un jolgorio y una algarabía desenfrenada, era ahora un silencio sepulcral, tan sólo roto por los golpeos de pelota de los jugadores. La afición ni se inmutaba cuando su equipo volvía a tener una ocasión de gol. Total, ya era inútil; el árbitro había pitado en Montjuïc, y el Alavés volvía a Segunda tan sólo un año después de ascender a Primera.

Al finalizar el encuentro, más cánticos contra Piterman, y aplausos para los jugadores. La próxima temporada, el Alavés peleará en Segunda, y Piterman, para desgracia de Vitoria, seguirá dirigiendo al Glorioso un año más.

[ Foto: pagina.de/alaves ]

No hay comentarios: